Las personas que ven fotos de alguien que odian muestran cierta actividad en distintas áreas del cerebro, las cuales pueden ser consideradas como un “circuito de odio”, según una nueva investigación publicada en el último número del PLos One, un periódico electrónico de EEUU, disponible desde el pasado jueves.El estudio, realizado por científicos en la Universidad College London, examinó las zonas cerebrales que están en correlación con el sentimiento del odio y mostró que el “circuito del odio” es diferente a aquellos relacionados con emociones como el temor, amenaza y peligro, aunque también comparte una parte del cerebro asociada con la agresión.El circuito es también bastante diferente al que está asociado con el amor romántico, aunque comparte dos estructuras comunes con éste.Los resultados son una extensión de estudios anteriores sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y maternal realizados por el mismo equipo de investigación.Para comparar sus resultados actuales con los anteriores sobre el amor romántico, los investigadores estudiaron específicamente el odio dirigido hacia un individuo. Diecisiete sujetos, tanto mujeres como hombres, tuvieron sus cerebros escaneados mientras veían fotos de la persona a la que odiaban, así como a caras neutrales que les resultaba familiar.Ellos descubrieron que el “circuito de odio” incluye estructuras en la córtex y subcórtex, y que cuenta con componentes que son importantes en la generación del comportamiento agresivo, lo que convierte dicha acción a través del planeamiento del motor, como si el cerebro estuviese movilizado para realizar una acción. También implica una parte del córtex frontal, la cual ha sido considerada como crítica en la pronosticación de acciones de otras personas, probablemente una importante característica cuando uno se enfrenta a alguien que odia.A diferencia del amor romántico, el cual es dirigido a una persona, el odio puede ser dirigido contra individuos o grupos, como es el caso del odio racial, político o de sexos. Los investigadores manifestaron que estas diferentes variedades de odio serán el sujeto para futuros estudios.
FUENTE: Romaya JP (2008) Neural Correlates of Hate. PLoS ONE 3(10): e3556. doi:10.1371/journal.pone.0003556
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